“Tranquiliza tu mente. Escucha tu verdad.”

Bajo el ruido de los pensamientos, opiniones y expectativas, hay una voz silenciosa que nunca deja de hablar: tu verdad. No es fuerte, porque no necesita serlo. Espera en la quietud, más allá del movimiento constante de la mente.

Cuando la mente se acelera, la claridad se esconde. Pero cuando bajas el ritmo, cuando respiras, haces una pausa y permites que el silencio se despliegue, empiezas a escuchar de nuevo. La verdad no llega con esfuerzo ni análisis; se revela cuando dejamos de intentar forzarla.

La quietud no es vacío. Es espacio: el espacio donde florece la comprensión, donde habla la intuición y donde el corazón finalmente tiene espacio para ser escuchado.

La obra refleja este momento de conciencia tranquila, donde el movimiento se desvanece y lo que queda es la presencia misma: simple, silenciosa y profundamente verdadera.