"Vieron la tecnología como una herramienta de control"

Alguna vez creyeron que la tecnología sería un puente hacia nuevas posibilidades, una forma de potenciar la creatividad, la curiosidad y la conexión. En cambio, quienes ostentaban el poder la convirtieron en una herramienta de vigilancia y restricción. Nunca se trató realmente de conveniencia; se trató de previsibilidad y cumplimiento. Cada clic, compra y ruta se registraba, no para beneficio del individuo, sino para perfeccionar el control. Los sistemas se diseñaron para ser tan fluidos, tan esenciales para la vida cotidiana, que optar por no participar se convirtió en una carga mayor que permanecer dentro.

La verdadera genialidad de este control residía en que hacía a las personas cómplices de su propia gestión. Proporcionaban voluntariamente los datos que construían su jaula, creyendo que era un intercambio justo por facilidad y acceso.

Con el tiempo, los límites digitales se internalizaron. Se convirtieron en algoritmos que moldeaban el gusto, sugerían creencias aceptables y controlaban realidades enteras, moldeando silenciosamente la mente colectiva desde dentro. Pocos cuestionaban el sistema, porque este se había convertido en la estructura de su mundo.

La obra de arte refleja la inquietante normalización de un monitoreo generalizado, perfectamente integrado en los aspectos más inocentes de la vida.